MUJER PARAGUAYA

                                                         POEMA LÍRICO

                                                                               POR

                                                            

           JOSÉ ENRIQUE NÚÑEZ TAMAYO

                             EMBAJADOR DE ECUADOR EN PARAGUAY
                                 
(ECUADOR) 
 

                                                             PREFACIO POR
                                                  
ALAIN SAINT-SAËNS

                                      (UNIVERSIDAD DEL NORTE, PARAGUAY)

Front Cover Art Design:
 ANA MARÍA CALATAYUD

                                   ISBN: 978-1-937030-88-9

               

 Alain Saint-Saëns, excanciller Leila Rachid, Directora de Cultura Cabildo Margarita Morselli,
Intendente de Asunción Mario Fereiro durante el lanzamiento del libro el 12 de diciembre de 2017.

 El Embajador José Enrique Núñez Tamayo hablando de su libro.

Mujer paraguaya.

Capullo, oruga, mariposa,

Nacida y crecida en tierra colorada.

 

Mujer paraguaya.

Yuyal del Chaco, nido dulce y tierno,

Ave de alas libertarias.

 

Versos del poema lírico,
Mujer paraguaya
.

                     Reconocimiento al Embajador José Enrique Núñez Tamayo
                 por su compromiso y aporte en beneficio de la cultura paraguaya.

El poeta Alain Saint-Saëns abrazando a su amigo,
el Embajador de Ecuador José Enrique Núñez Tamayo.

                                      José Enrique Núñez Tamayo dedicando libros
                                                           en Quito, Ecuador.
                                                    (Foto: Karen Núñez Mejía)

 

'José Enrique Núñez Tamayo ve al País de Mujeres en cada una de sus líneas. Herencia de un acercamiento tan real como imaginado, las paraguayas narradas desde el mirar y sentir de un ecuatoriano reviven un pasado contado desde las memorias de una gran guerra, construido e idealizado en el arquetipo de la sobreviviente, tendiendo acaso una mano buscando reparar desde su prosa una realidad tan presente'. 

                                                                                                             ANA BARRETO VALINOTTI
Historiadora, autora de Voces de mujer en la historia paraguaya,
Directora del Museo Casa de la Independencia,
(Asunción, Paraguay)

   

 

        JOSÉ ENRIQUE NÚÑEZ TAMAYO:

                     
                 UN POETA DIPLOMÁTICO.

 

José Enrique Núñez Tamayo es un viajero empedernido bajo las estrellas. A lo largo de su vida adulta, sus misiones diplomáticas sucesivas lo llevan al Canadá y sus bosques verdes sin fin, el Japón y sus olas al pie del monte Fuji tales cuales las imagina el grabador Hokusai, los Estados Unidos y el barrio multiétnico de Queen’s en Nueva York, el desierto ardiente y los pozos  monótonos de petróleo de Qatar y Emiratos Árabes Unidos, antes de unirlo a los lapachos en flor y el colibrí azul del Paraguay.

Observador sagaz, negociador astuto, profesor alumbrado y amado, José Enrique Núñez Tamayo pertenece además al club selectivo de los embajadores y cónsules, al mismo tiempo poetas visionarios que tanto han aportado al mundo de las letras, así como los chilenos Pablo Neruda y Gabriela Mistral, los franceses Paul Claudel y Saint-John Perse, los Mexicanos Octavio Paz y José Gorostiza Alcalá, los paraguayos Rubén Bareiro Saguier y Carlos Villagra Marsal, y sus propios hermanos ecuatorianos Gonzalo Escudero y Jorge Carrera Andrade.  

          Poeta, José Enrique Núñez Tamayo, lo es sin duda alguna desde la juventud más tierna. Muy temprano oye la llamada de la lira y nace a continuación su deseo permanente por la palabra pulida. Gana dos concursos de poesía, uno colegial y otro nacional, y bien se vería en aquel entonces pasar su tiempo escribiendo versos inmortales, hasta que entiende que sus poemas, por hermosos que sean, no llenan su plato, y que un mentor bien inspirado le oriente hasta una pasantía en la Junta de Planificación, los estudios de Derecho y la carrera diplomática.

          Sin embargo, nunca renuncia a la poesía que es parte intrínseca de su ser. En Nueva York, escribe poesía libre. En Japón es el haikú que le fascina y le marca profundamente, tal y como lo hace con el ex presidente permanente del Consejo Europeo Herman Van Rompuy, quien llega a definirse él como un poeta político-haikú.  De esa época guarda José Enrique Núñez Tamayo una preferencia cierta para una estrofa corta y condensada.

          Su interés y respeto por la mujer se afirman desde su niñez. Confiesa el poeta ecuatoriano que vive en esa época ‘en un mundo mágico de mujeres’, muy similar, en este sentido, al de su colega embajador poeta y cuentista dominicano Marino Berigüete, mundo en lo cual se destaca la figura progresista de su abuela que el joven José Enrique visita cada año durante las vacaciones de verano.

           A cada verdadero poeta corresponde su musa, fuente de amor puro y símbolo de la belleza y la inteligencia del ser femenino. José Enrique Núñez Tamayo encuentra a la suya un día a la edad de 16 años durante un paseo con su hermano y la novia de éste, Julieta, quien se acerca acompañada por su prima, la pequeña Sonia Beatriz Mejía Rivas de 11 años. ¿Fue la impresión sobre el joven poeta tan impactante como lo fue la de Dante Alighieri con Beatriz Portinari por las orillas del río Arno de Florencia? Sea lo que fuere, nunca se separarán desde entonces, dice el poeta, transformando una amistad de jóvenes en un amor eterno, hasta ese día fatídico del 2 de julio de 2012 cuando un infarto cerebral la abate.

Sonia Beatriz Mejía Rivas en un conjunto azul floreado
 y sus amigas en Barcelona en 2007

                                  José Enrique y Sonia Beatriz en Seúl, Corea en 2009


          Comparten toda la vida un nexo intelectual de lectura. Sonia Beatriz estudia Literatura en la Universidad Católica de Quito.  Pinta cuadros que vende solamente para ayudar a fondos de beneficio, organiza tertulias y hace conocer a su marido a sus amigos artistas de Ecuador. Escribe poesías y anima a José Enrique a seguir escribiendo poemas también que ella lee y hace su crítica con perspicacia. Es Sonia Beatriz que impulsa a su poeta de manera definitiva a abrazar la carrera diplomática.

          De la unión feliz y fructífera de los dos nacen tres hijos cuyos destinos reflejan los gustos culturales amplios de sus padres: Karen, la mayor, quien es diseñadora; Tarik Israël, cineasta en China; y Melany, agente inmobiliaria en Quito. La solidaridad con la mujer que José Enrique Núñez Tamayo asume poco a poco al contacto de Sonia Beatriz, al convertirse ella en su consejera principal, crece aún más al criar a sus dos hijas. 

          Quizá también las pinturas del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, dedicadas a mujeres, sea La natividad de Tomi, Madre y Niño o aún Ternura, abran más la consciencia de José Enrique Núñez Tamayo a la dureza de la vida diaria de la mujer ecuatoriana, y más allá la de América Latina, y le inciten a expresar su propio grito a través de su arte de predilección. ‘El poema’, afirma el poeta diplomático, ‘puede servir de cruce entre varias culturas que descubrí durante mis misiones diplomáticas’.

          Numerosos poetas paraguayos a lo largo de los dos siglos de historia del Paraguay libre, soberano e independiente, han cantado a la mujer paraguaya, desde Tristan Roca en 1867, quien le presta ‘voz temerosa y compungida,/que clama por su patria y su bandera’, Claudio Romero en 1963 quien la ve ‘llena de luz, de gracia y de poesía’, a José Monnín en 2012 quien le susurra ‘a ti también te digo madre,/que eres mi kuña guapa…/ Mi mujer paraguaya’.

          El sociólogo Roberto Céspedes Ruffinelli la estudia a través del cancionero, mostrando la evolución desde “La serenata” de Epifanio Méndez Fleitas en 1949 a “La bandida” del grupo juvenil de música popular urbana Los Kchiporros en su CD de 2007, ‘Guaraní Cool’. Quizá sea la canción ‘Recuerdos de Ypacaraí’ de Zulema de Mirkin y Demetrio Ortiz interpretada por primera vez en 1952 que la inmortaliza.  Sus palabras lancinantes ‘¿Dónde estás ahora kuñataí?’ todavía resuenan en la mente del poeta paraguayo Juan Manuel Marcos en su poema ‘Julio Iglesias’, cuando escucha al cantante español entonarla una noche en un estadio en Jerusalén: ‘Siempre pensé que Julio Iglesias/no era uno de mis cantantes preferidos/Ya no’. En cuanto a las pintoras Teresa Alborno y Cristina Cabañas, la alaban de manera pictórica en la Exposición de 2012, ‘Homenaje a la mujer paraguaya

                                                     

Cristina Cabañas, Mujer paraguaya.

                                                       Teresa Alborno, Mujer paraguaya.

 en pinturas temáticas valiosas que por cierto hubieran gustado sumamente a Sonia Beatriz Mejía Rivas.

Pero ya no está la mujer adorada, fiel compañera quien compartía los días y noches del poeta ecuatoriano. ‘Quedó un vacío muy grande’, admite con dolor intensa en la voz José Enrique Núñez Tamayo. Para quebrar el silencio pesado que le ahoga, el hombre con el alma en pena decide sublimar el recuerdo del ser querido, y reconstruir su quintaesencia a través de un poema lírico, ‘hermosas loas a la mujer paraguaya’ según las propias palabras de la poeta paraguaya Estela Franco. El ‘Por mi soledad’ en la última estrofa de la obra legitima plenamente la búsqueda del Grial femenino por el poeta diplomático, barquero de culturas, en un homenaje suntuoso a la mujer del país que lo recibe.    

         Aunque dialoga sin interrupción con la mujer paraguaya, José Enrique Núñez Tamayo conversa al mismo tiempo con su esposa Sonia Beatriz. Le da a leer cada estrofa que escribe, y cada vez que él empieza una nueva, eso significa que ella le ha dado el visto bueno crítico y cariñoso suyo para continuar. De cierta manera, este poema lírico que demuestra un conocimiento agudo de la historia y sociología de la mujer paraguaya es un regalo poético de agradecimiento a la mujer que fue su hermana de corazón, su media naranja durante casi medio siglo.

          José Enrique Núñez Tamayo, el poeta embajador sensible y gentil venido del país hermano Ecuador, a punto de concluir su misión y poner el toque final a su carrera diplomática, honra al Paraguay de la mejor manera, con un texto lírico de referencia que los niños paraguayos estudiarán en clase, y que todas las mujeres paraguayas leerán con orgullo y emoción.

ALAIN SAINT-SAËNS

Poeta y crítico literario

(Universidad del Norte, Asunción, Paraguay),

Autor de El trébol de cuatro hojas.

Poetas paraguayos. 

 

                                

El Embajador de Ecuador José Enrique Núñez Tamayo entrega documentos históricos del tiempo de la Guerra de la Triple Alianza
 al Ministro de Cultura paraguayo Fernando Griffith
el 18 de abril de 2017.

El Embajador José Enrique Núñez Tamayo ofrece una reproducción de Madre y Niño de Oswaldo Guayasamín al Presidente del Congreso paraguayo,
Fernando Lugo, el 8 de noviembre de 2017.

 

‘Es bellísima la historia de vida del Embajador y en verdad muy loable y hermosa su poesía en honor a la mujer paraguaya'.

Estela Franco
Poeta y crítica literaria 
(Asunción, Paraguay)
 

‘El poema lírico de José Enrique Núñez Tamayo es un grito de amor y admiración a la mujer paraguaya aprehendida desde el punto de vista de su dimensión histórica, social y patriótica. Observador minucioso y agudo, el diplomático ecuatoriano sabe traducir y recrear sus emociones y reflexiones con palabras pulidas y sonoras. Bardo a la antigua usanza tanto dentro de la tradición griega clásica de Las troyanas de Eurípides como dentro de la costumbrista moderna del Primer romancero gitano de Federico García Lorca, José Enrique Núñez Tamayo invita a cada paraguayo a declamar su poema con orgullo en voz alta. Al fin y al cabo, el poeta sensible y respetuoso logra hacer de las palabras ‘mujer paraguaya’ lo que los americanos llaman a badge of honor, una marca insigne de privilegio’. 

Alain Saint-Saëns
Poeta y crítico literario
(Asunción, Paraguay)

 

'José Enrique Núñez Tamayo ve al País de Mujeres en cada una de sus líneas. Herencia de un acercamiento tan real como imaginado, las paraguayas narradas desde el mirar y sentir de un ecuatoriano reviven un pasado contado desde las memorias de una gran guerra, construido e idealizado en el arquetipo de la sobreviviente, tendiendo acaso una mano buscando reparar desde su prosa una realidad tan presente'.

Ana Barreto Valinotti
Historiadora, Directora del Museo
Casa de la Independencia,
(Asunción, Paraguay)

 

 

JOSÉ ENRIQUE NÚÑEZ TAMAYO

            Es Embajador de Ecuador en Paraguay. Poeta, ha ganado dos premios de poesía en su país,

     uno en el colegio, el otro nacional.

 

                                                                                                                                                         

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